lunes, junio 21, 2004

LA MAGIA

Sirena cantaba sobre un arrecife de corales, alegremente, hechizando como siempre; pero de lejos la veía la bruja Rikies, envidiosa y altanera. La bruja Rickies siempre se había querido deshacer de los hechizos de Sirena, así que decidió convertirse en agua y esperar cerca del arrecife a que Sirena tuviera que refrescar su garganta que se resecaba con los constantes cantos.

La bruja Rickies estuvo día y noche durante toda la semana hasta que el viernes por la noche, Sirena, agotada, tomó agua al pie de su arrecife; la bruja se apoderó de su cuerpo y provocó que su hechizo vocal empezara a palidecer. Los marinos que se encantaban con ella y que utilizaban sus cantos como guía para acompañar sus viajes, se vieron perdidos en la penumbra y uno de ellos, Dade, el más temerario y valiente, rompió en iracundos reclamos por la súbita transformación de Sirena, quien poseída aún, contestaba a Dade y lo agredía; no se daba cuenta de que muchos marinos estaban abandonando sus barcos porque se estrellaban contra las rocas y Dade que sí lo veía se sentía impotente, intentó convencer a Sirena, pero ella estaba perdida y cada vez más ausente de la realidad por el embrujo de Rickies, que ahora poseía no sólo su cuerpo, si no también su voluntad.
Sirena entró en una especie de profundo sueño y Rickies aprovechó para destruir todo lo que tuvo en sus manos, así mientras Sirena soñaba, los marinos perdían embarcaciones y parte de su tripulación, pero sobre todo, perdían ilusiones y encanto.
Dade, nadando entre el caos provocando en los alrededores del arrecife, llegó hasta Sirena, la tomó por los hombros y le gritó que despertara. Dade no estaba del todo seguro de que Sirena estuviera embrujada, pero lo sospechaba.
Sirena se alejó blasfemando como loca y durante toda la noche en vez de cantos, se escucharon chillidos y aullidos en la lejanía.

Nadie sabe como, pero Sirena tardó sólo un día en romper el embrujo. Al otro día regresó al arrecife fisicamente disminuida por la lucha encarnizada que había librado la noche anterior.
Cuando llegó todos la miraron con desconfianza, sobre todo Dade; hablaron y Sirena le explicó y confirmó lo del embrujo, así que decidieron seguir como si nada hubiera pasado y Sirena comenzó a cantar, pero no había magia. No siendo demasiado importante ese detalle, los marinos comenzaron la reconstrucción de sus embarcaciones, con caras largas, pero llenos de esperanzas.
Tardaron ocho días en terminar la reconstrucción y cuando el viernes siguiente reanudaron los viajes, también Sirena, después de un descanso de cinco días, recuperó su magia. La gente hechizada por Sirena celebró y gritó su regreso a los cuatro vientos; así durante dos días con sus noches, en el arrecife sólo se escuchaban los cantos marinos con los de Sirena y la gente que lloraba feliz "La magia regresó!! La magia regresó!!" mientras enterraban a sus muertos.
Dade satisfecho, nadó hasta el arrecife nuevamente y cuando llegó era ya de noche; escaló hasta la punta en donde encontró a Sirena bañada de luna, se abrazaron sus cuerpos salados y Dade dijo con todo su corazón: Bienvenida de regreso, Sirena.
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