Vacio

Vacío, qué palabrota...es tan grande que no la entiendo, nada más la
siento. Maldita sea, la siento.
Llega por todos lados, pero siempre tiene un mismo origen: la ausencia
de Sirena.
Las ganas estúpidamente locas de estar con ella, de estar solos, de ver
sus ojos, de que su corazón se ponga sus guantes de piel y me acaricie,
de que me vuelva a llenar.
Hay veces que sueño que el mundo se detiene a vernos cuando estamos
solos ella y yo.
"Las bancas para enamorados junto al mar no sirven de nada sino es para
ella y para mí, algunas noches voy y les hablo de ti hasta que sale el
sol y ellas, las bancas, se sienten inútiles, pero las calmo diciéndoles
que pronto llegaras y vuelven a sonreír y reciben mientras tanto a otras
parejas que intentan tener un amor siquiera parecido al nuestro".
Esta noche de domingo pensando en ella, me pregunto si ella sentirá lo
mismo...