Más extraño que la noche
Las noches y los días en general van tomando otro color, otra forma y se sienten y huelen diferente en mí, en mi alma, ahorita mi casa está llena de vida, pronto se irán mis padres y estará en "stand-by" otra vez. De alguna manera todo mi entorno ha cambiado, ya me es más familiar, recuerdo que lo mismo me pasó en el hermosísimo Brive... Un día caminé de regreso del "café de la poste" a mi casa y disfruté muchísimo el camino, las calles húmedas, mi bufanda en la boca, mi chamarra cerrada hasta el cuello y las manos dentro de las bolsas, medio ebrio. Disfruté de la luz, de las piedras de la iglesia, de las bancas y dejé de sentir rencor hacia la ciudad. Eso me espantó porque empecé a disfrutar de un lugar en el que teóricamente no quería estar, tal vez debí de haberme quedado ahí o tal vez hice lo mejor, no lo sé, ese no es el punto; el punto es que la "cosmovisión" local cambia radicalmente con el paso del tiempo. Hace no mucho llegué de un viaje largo y pesado y cuando entré a la ciudad y vi el mar con su imponente crucero en el puerto pensé "aaaah por fin en casa"...
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