De Viajes y más viajes
Vaya día. Vaya viaje. Un autobús rumbo a tijuana, "a la línea"; nubes grises tapizando el cielo, la humedad que se pega a la piel. Una mochila roja a la espalda, el mar a mi izquierda todo el tiempo, regalándome maravillosas acuarelas que pinta y borra cada segundo, nomás porque no le gustan, así nomás, mientras los mortales nos quedamos esfupefactos viéndolo refunfuñar, escupiendo espuma, moviendo sus manos-manto... La clasiquísima película de ghost en las mini pantallas del autobús, gente con todas las intenciones que lo llena; unos van a vender drogas, otras a prostituirse, otros a matar a alguien por encargo, otros a buscar trabajo del otro lado y el aburrido de mí sólo va a ver a su familia, pero eso sí, me entusiasma como si me jugara la vida en eso.
Sentimientos que van y vienen, la sirena que se pasea cínicamente dentro de mi soledad acompañada y yo con miedo de llegar a los angeles y estar acompañado de nuevo, de alguna manera me he acostumbrado a estar solo y a sentirme triste, de hecho a veces esa tristeza me hace falta y si no la tengo la llamo poniendo una canción o dos y cuando no quiere venir, le grito leyendo una carta y entonces viene y nos morimos de risa, abrimos una tecate y brindamos con todos los fantasmas de mi soledad, salen de los closets que no tengo, del papel de vaca que cubre el interior de la alacena, de las galletas oreo con leche de antes de dormir, de las dos manzanas que nunca me he comido (porque compre dos y no tres o cuatro o simplemente una?), salen de todos lados de ese lugar al que llamo "mi casa" y así, todos juntos brindamos y sonreímos cuando desde la ventana del comedor o del autobús a tijuana vemos el mar salpicarnos de espuma y gritarnos "Él sí está vivo, ustedes no..." aguafiestas. Magnífico aguafiestas.
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