Fate
Hace como 6 años llegué un poquito tomadito a un bar de trova, entré con un par de amigos, nos sentamos cerca de la puerta y no pudimos dejar de ver a un grupo de niñas que se veían muy bien desde ahí a un par de mesas de distancia.
La peda prosiguió su curso normal; o sea que nosotros nos dedicamos a tragar alcohol como locos mientras que entre trago y trago, volteabamos a ver a las chavas, con la esperanza netamente masculina de que ellas se acercaran a nosotros y nos dijeran "nos gustan"; como siempre, eso nunca sucedió. Pero lo que sí sucedió fue que alguien me llevó a la calle, no sé por qué, y cuando iba subiendo las escaleras hacia mi mesa, vi a la más bonita de las vecinas llorando con sus amigas. Yo como siempre que veo a una mujer llorar, me conmoví; tal vez más de lo debido a causa del etil mezclado con la trova cubana; y fue tanto así que mi característica timidez me importó un cacahuate y fui a hablarle
- ¿Porqué lloras? ¿Quién te hizo algo? ¿Lo madreamos?
- No, no importa, nadie me hizo nada.
Sonrió y me vio con esos grandes ojos tiernos, estiró su mano y me tocó el brazo
- ¿Vas a estar bien?
- Yo creo que sí. Dijo intentando sonreír y luchando visiblemente contra su llanto sin soltar mi brazo, después abrazó a su amiga y siguió llorando. Sus amigas le decían "Ya, deja de llorar B. No vale la pena"
Aaaaah, con que se llama B. Me fui a mi mesa, tomé un par de cartuchos de valor más y fui a las escaleras de nuevo, un poco nervioso por no encontrarla, pero sí, seguía ahí.
- ¿B? Ya no llores, es más, si dejas de llorar te regalo mmmmmm.... (en ese momento inció la lucha de mi diablo vs. mi angel --dale tu collar hippie nuevo-- nel no mames, ni la conoces, no le des nada, no seas guey---dáselo cabrón, algo que te guste---nel que se de por bien servida que dejaste de chupar por venir a ver porqué chingados chillaba--- no no mames, guey, vela, está hermosa, no mames, qué te va a pasar si le das tu mugroso collar, igual y le late y hasta deja de llorar--)...si dejas de llorar te regalo, mmmmm... mi...mi...mi...mi collar hippie.
Me lo quité del cuello y se lo ofrecí
--¡No! ¿Cómo crees?
--(No madres, ahora te lo quedas) Sí, ándale. Pero ya no estés triste.
Lo tomó y no sirvió de mucho, pues siguió llorando. Mi diablo se mió de risa, mi angel se ardió y empecé a ofrecerle todo lo que traía encima: mi protector de labios, mis pulseras de cueritos, mis estampitas del mundial, una tarjeta mía, una tarjeta de teléfono, etc. Todo se lo di y al menos empezó a reír (Angel a diablo: ¡tómela pendejo!)
Le pedí como por la décima vez que dejara de llorar y en ese momento, una lágrima hermosa, bajó de su ojo y acarició su mejilla y esa escena me trajo a la mente un poema de Jaime Sabines, Horal, que a la fecha no puedo sacarde mi mente cuando veo a alguien llorar.
El mar se mide por olas,
el cielo por alas,
nosotros por lágrimas.
El aire descansa en las hojas,
el agua en los ojos,
nosotros en nada.
Parece que sales y soles,
nosotros y nada...
J. Sabines
Me fui o se la llevaron, no me acuerdo bien.
Pasó mucho tiempo y un día cuando llegué a casa, me dijeron - te habló una niña que se llama B, te dejó su teléfono -. Entré en shock, no pude dejar de imaginar mil y un cosas, el estilo de mi smoking y como me vería en el altar, a quien iba a invitar a la boda y pensando y pensando el tiempo pasó y pasó. Así, otro día que detuve mi imaginación, le marqué pero había pasado demasiado tiempo y yo no me di cuenta. Ella se había ido del país por un año.
Aventé su teléfono por ahí y así terminaron todas las fantasías y la historia color de rosa, o al menos eso pensaba yo, porque hace algunos días estaba buscando algo en mis cajones y entre las ratas y las arañas, encontré un papel doblado, algo amarillento, lo desdoblé y vi un número que me sonó muy familiar y debajo del número decía "B"... me quedé mirándolo como imbécil, pretendiendo que no sabía de que se trataba, pero lo sabía; no quería dejarme llevar de nuevo, aunque era demasiado tarde. No sé si marcar o no, tal vez ni siquiera sea su teléfono ya, tal vez haya decidido quedarse a vivir allá en dónde estaba... No sé qué hacer, me caga la situación...
Hace como 6 años llegué un poquito tomadito a un bar de trova, entré con un par de amigos, nos sentamos cerca de la puerta y no pudimos dejar de ver a un grupo de niñas que se veían muy bien desde ahí a un par de mesas de distancia.
La peda prosiguió su curso normal; o sea que nosotros nos dedicamos a tragar alcohol como locos mientras que entre trago y trago, volteabamos a ver a las chavas, con la esperanza netamente masculina de que ellas se acercaran a nosotros y nos dijeran "nos gustan"; como siempre, eso nunca sucedió. Pero lo que sí sucedió fue que alguien me llevó a la calle, no sé por qué, y cuando iba subiendo las escaleras hacia mi mesa, vi a la más bonita de las vecinas llorando con sus amigas. Yo como siempre que veo a una mujer llorar, me conmoví; tal vez más de lo debido a causa del etil mezclado con la trova cubana; y fue tanto así que mi característica timidez me importó un cacahuate y fui a hablarle
- ¿Porqué lloras? ¿Quién te hizo algo? ¿Lo madreamos?
- No, no importa, nadie me hizo nada.
Sonrió y me vio con esos grandes ojos tiernos, estiró su mano y me tocó el brazo
- ¿Vas a estar bien?
- Yo creo que sí. Dijo intentando sonreír y luchando visiblemente contra su llanto sin soltar mi brazo, después abrazó a su amiga y siguió llorando. Sus amigas le decían "Ya, deja de llorar B. No vale la pena"
Aaaaah, con que se llama B. Me fui a mi mesa, tomé un par de cartuchos de valor más y fui a las escaleras de nuevo, un poco nervioso por no encontrarla, pero sí, seguía ahí.
- ¿B? Ya no llores, es más, si dejas de llorar te regalo mmmmmm.... (en ese momento inció la lucha de mi diablo vs. mi angel --dale tu collar hippie nuevo-- nel no mames, ni la conoces, no le des nada, no seas guey---dáselo cabrón, algo que te guste---nel que se de por bien servida que dejaste de chupar por venir a ver porqué chingados chillaba--- no no mames, guey, vela, está hermosa, no mames, qué te va a pasar si le das tu mugroso collar, igual y le late y hasta deja de llorar--)...si dejas de llorar te regalo, mmmmm... mi...mi...mi...mi collar hippie.
Me lo quité del cuello y se lo ofrecí
--¡No! ¿Cómo crees?
--(No madres, ahora te lo quedas) Sí, ándale. Pero ya no estés triste.
Lo tomó y no sirvió de mucho, pues siguió llorando. Mi diablo se mió de risa, mi angel se ardió y empecé a ofrecerle todo lo que traía encima: mi protector de labios, mis pulseras de cueritos, mis estampitas del mundial, una tarjeta mía, una tarjeta de teléfono, etc. Todo se lo di y al menos empezó a reír (Angel a diablo: ¡tómela pendejo!)
Le pedí como por la décima vez que dejara de llorar y en ese momento, una lágrima hermosa, bajó de su ojo y acarició su mejilla y esa escena me trajo a la mente un poema de Jaime Sabines, Horal, que a la fecha no puedo sacarde mi mente cuando veo a alguien llorar.
El mar se mide por olas,
el cielo por alas,
nosotros por lágrimas.
El aire descansa en las hojas,
el agua en los ojos,
nosotros en nada.
Parece que sales y soles,
nosotros y nada...
J. Sabines
Me fui o se la llevaron, no me acuerdo bien.
Pasó mucho tiempo y un día cuando llegué a casa, me dijeron - te habló una niña que se llama B, te dejó su teléfono -. Entré en shock, no pude dejar de imaginar mil y un cosas, el estilo de mi smoking y como me vería en el altar, a quien iba a invitar a la boda y pensando y pensando el tiempo pasó y pasó. Así, otro día que detuve mi imaginación, le marqué pero había pasado demasiado tiempo y yo no me di cuenta. Ella se había ido del país por un año.
Aventé su teléfono por ahí y así terminaron todas las fantasías y la historia color de rosa, o al menos eso pensaba yo, porque hace algunos días estaba buscando algo en mis cajones y entre las ratas y las arañas, encontré un papel doblado, algo amarillento, lo desdoblé y vi un número que me sonó muy familiar y debajo del número decía "B"... me quedé mirándolo como imbécil, pretendiendo que no sabía de que se trataba, pero lo sabía; no quería dejarme llevar de nuevo, aunque era demasiado tarde. No sé si marcar o no, tal vez ni siquiera sea su teléfono ya, tal vez haya decidido quedarse a vivir allá en dónde estaba... No sé qué hacer, me caga la situación...
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