miércoles, marzo 24, 2004

Fresas vs. Alternos

Si algún adolescente lee este titulo, tal vez se muera de risa de leer unas palabras tan fuera de moda como "fresa" y "alternos". La verdad es que no tengo idea de como definirlos ahora; cuando yo era adolescente, los llamabamos "alternos" porque estaba de moda la "música alternativa", que no era ni heavy metal, ni pop, era simplemente música alternativa y por supuesto que tenía sus vertientes, de las cuales resaltaba el grunge y a los fresas los llamabamos así seguramente por influencia de nuestros padres.

Yo siempre fui fiel a mis creencias heavy-metal, pero el grunge tenía algo chido que me llamaba, así que abrí un poco mi estrecho juicio y los acepté, a final de cuentas los músicos grunge tenían la misma actitud de enfant terrible que los metal-boys.
La diferencia entre la gente "alterna" y los fresas, como siempre, residía en su manera de vestir y de pensar.

Los niños fresas tomaban paris de noche, los alternos chelas. Los fresas escuchaban OV7, los alternos Pearl Jam y siempre existió una guerra fría entre ellos, aunque en realidad casi todos pertenecían a la misma clase social (media-media alta-y para arriba). Los alternos no bajaban de pendejos y vacios a los fresas y rechazaban todo aquello que sonara a comercialización, siendo privilegiados por su preferencia aquellas bandas, comidas y fetiches que fueran de sellos independientes.
Los fresas no bajaban de "mugrosos" y jodidos a los alternos y por supuesto eran fieles a sus marcas de main-stream.

Este apego a las marcas independientes y de mainstream regían nuestra conducta adolescente, los lugares a dónde ibamos, las cosas que comíamos, la ropa que escogíamos y los lugares en dónde comprábamos y por supuesto, la gente con la que nos juntábamos.

Yo pertenecía, o al menos eso intentaba, a la banda alterna-ruda (o sea alterna pero con más heavy que grunge) y cuidadito y alguien osara querer poner una rola de pop en nuestro carro, que un amigo nuestro - que por supuesto era alterno- fuera cachado bailando o cantando alguna de esas porquerías pop que eran sólo para mariquitas.

Una vez conocí a una chava fresita, que me encantó; no sólo era bonita, sino que además era de mente abierta, pensamiento crítico, humor sarcástico, etc. Era casi perfecta, su problema era su fresismo y como yo no estaba dispuesto a vivir una versión neoliberalista de Romeo y Julieta, mejor la saqué de mi corazón vomitando como loco cerveza y charanda, mientras Nirvana me gritaba "smells like teen spirit".

Al parecer no vomité lo suficiente porque ella siguió dando vueltas en mi cabeza y eso me hizo poner en perspectiva todos mis ideales de rudeza; ella era maravillosa, tanto que merecía ser ruda, pero eligió ser pop. Entonces tuve que decidir una vez más entre obedecer a mi corazón o seguir mis leyes de conducta, y una vez más, elegí la segunda.

Los fresas nos caían tan mal por su pensamiento cerrado, por su poca aceptación y tolerancia, cosa que nosotros pensabamos que teníamos de sobra: "Nosotros somos open-minded bro', somos -prohibido prohibir-". Y realmente era de risa la manera en que los fresas actuaban, pero ¿en realidad acutaban tan diferente a nosotros? ¿Eramos en realidad tan open minded?

La respuesta me golpeo un día en mi carro, mientras admiraba el solo de guitarra de una canción pop: Nosotros somos igual o más pendejos que los fresas, yo creo que más, por que al menos ellos no promulgan por los mil vientos que son tolerantes y que aceptan a todo el mundo; nosotros sí y sin embargo no lo somos, cualquier cosa que nos huela a algo que no cae dentro de nuestro círculo es excluída. Somos intolerantes y cerrados, somos unos fresas en sentido inverso...y en ese momento, empecé a abrir mi estrecha mente.

Conocí a mucha gente que se daba cuenta de lo mismo, y empezabamos a aceptar realmente a todo el mundo y tuvimos diversidad y conocí a personas maravillosas sin la atadura de sus gustos, de su forma de actuar, incluso comencé actividades que antes ni siquiera hubiera imaginado hacer (por supuesto que no bailar ballet, eso sí es de mariquitas, jajajajajja no es cierto).

Me di cuenta de que había gente en los dos bandos que no era radical y también vi que había más de dos grupos y supongo que en ese momento di un paso más en mi escalera de madurez que tanto me caga subir, jajajaja.

Seguramente que pasar por esa etapa de fanatismo es algo normal, en lo que buscas tu identidad y todo ese tipo de cosas de las que hablan los psicologos, lo que es verdaderamente triste es que personas grandes sigan siendo tan fanáticos y cerrados sin darse cuenta y creyendo que están bien, y el pedo mayor es que muchos de ellos son nuestros directores de empresas, nuestros directores de escuelas, nuestros dirigentes políticos, en fin. Ni pedo, no nos queda más que alzar nuestra voz y manifestar nuestro descontento, tal vez suene idiota y romántico, pero seguro que si todos lo hacemos podremos hacer de nuestro planeta un mejor lugar para vivir.
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